El arquitecto británico John Pawson, junto con Thomas Ford and Partners y EBBA Architects, han realizado la remodelación de St John en Hackney en Londres, una antigua iglesia de 1797 convertida en la catedral de la creatividad.
Tras tres años de proyecto, la iglesia St John en Hackney situado al este de Londres reabre sus puertas de la mano del internacional arquitecto británico John Pawson, junto con Thomas Ford and Partners y EBBA Architects. En esta intervención se hace un equilibrio armónico entre la arquitectura original y el nuevo diseño. St John no es únicamente un lugar de culto, también es un espacio de arte y un lugar para eventos, recibiendo a artistas de la talla de Coldplay en los últimos años.
Diseñada en 1797 por el arquitecto James Spiller, la iglesia St John en Hackney, tras diversas intervenciones y superar un incendio, los arquitectos han planteado restablecer una identidad cohesiva para la iglesia que sea tan longeva como su historia. En el exterior, se ha restaurado toda la fachada y la cubierta, así como el pórtico de la entrada principal, devolviéndole al edificio su carácter original.
«La visión que impulsó la remodelación de esta iglesia del este de Londres fue siempre de una ‘catedral de la creatividad’, donde la arquitectura y las personas pueden unirse de la manera más rica posible, para una variedad de propósitos y actividades, sagradas y seculares», dijo Pawson.
En el interior se integra armoniosamente lo antiguo con lo nuevo. John Pawson desnuda la arquitectura para revestirla de paneles nervados de roble oscuro que recubren el perímetro de la nave. Para la elección del roble, Pawson se inspira en los bancos de madera existentes en la iglesia, mientras que las estrías de la madera hacen referencia a las columnas estructurales. Este revestimiento, además de mejor acuáticamente el espacio, incorpora almacenaje e integra las instalaciones necesarias del edificio. St John en Hackney se completa con una nueva fuente circular minimalista y una cruz procesional diseñada por Pawson, junto con un altar de madera clara y un atril a juego. La pureza del blanco que baña las paredes de este espacio de culto, contrasta con una iluminación cálida y un mobiliario de madera oscura, creando una atmósfera íntima y mágica.